22 diciembre 2024
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Crítica de cine: Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera

Crítica de cine: Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera

En tiempos persistentemente difíciles, como los que estamos viviendo debido a la pandemia en curso, encontrar entretenimiento que pueda elevarnos emocional y espiritualmente resulta especialmente valioso. Este artículo analizará la película surcoreana Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera, que se estrenó en 2003.

Sinopsis

La película, del director surcoreano Kim Ki-duk, trata sobre un monje budista a lo largo de su vida, dividida en las cuatro estaciones: primavera (infancia), verano (adolescencia), otoño (edad adulta) e invierno (el final de la vida).

La historia se cuenta desde dos puntos de vista, el de un monje maestro y el de su discípulo. El discípulo es un niño, que representa la primavera, mientras que el maestro, al principio de la película, representa el otoño. La historia se cuenta con una bella cinematografía que alinea cada estación, visualmente, con cada etapa de la historia del crecimiento del discípulo.

Primavera

El primer acto de la película muestra al joven discípulo atormentando a tres animales y cómo el maestro enseña compasión al muchacho haciéndole vivir astutamente la experiencia que infligió a los animales.

Verano

El segundo acto de la película muestra al discípulo como adolescente. Una madre, con su hija adolescente, llega al monasterio con la esperanza de curar a su hija enferma. Los dos jóvenes se enamoran y el discípulo abandona el monasterio.

Otoño

El discípulo regresa al monasterio tras asesinar a su esposa, la joven con la que huyó, en un ataque de celos debido a su adulterio. Intenta suicidarse, pero su maestro no se lo permite. Es detenido y llevado a la cárcel.

Invierno

El discípulo regresa al monasterio tras ser puesto en libertad condicional; su maestro ha muerto y el monasterio se ha quedado sin cuidador. Asume el papel de su maestro y se convierte en el nuevo amo del monasterio. Poco después llega una mujer con un niño pequeño y lo abandona en el monasterio.

… Primavera

El niño pequeño se convierte en el nuevo discípulo, y el ciclo vuelve a empezar.

Por qué esta película ahora

Cuando oímos el dicho «no hay nada nuevo bajo el sol», a menudo se transmite para indicar patrones en la vida que todos repetimos, individualmente, y como humanidad, que nunca cambian, aunque los «tiempos hayan cambiado». Esta película transmite poderosamente las elecciones que hacemos y las consecuencias a las que conducen, que resultan ser bastante predecibles si se toman determinadas decisiones de determinadas maneras en momentos cruciales.

Lo que es valioso comprender en la película es qué consecuencias pueden enseñarse y cuáles proceden de las elecciones y de la experiencia vital. A mayor escala, el mensaje parece ser: «la vida continúa». El «objetivo de la cámara» se centra en el monje y su discípulo, que se convierte en monje tarde en su propia vida, y en cómo el proceso de convertirse en monje se desarrolla de una forma, bueno, idealizada.

Lo que no sabemos es la historia del monje mayor al principio de la historia ni cuál será la historia del joven discípulo al final de la película. Podemos suponer que convertirse en monje implica vivir y experimentar la tragedia de la vida, con momentos extremos de felicidad y desesperación.

No conocemos la historia de la madre y la hija, salvo en la medida en que se cruza con la del monje y su discípulo. De hecho, la historia de fondo de las mujeres no es muy prometedora, pero no por ello menos precisa o apropiada. No tenemos la historia del joven que huye con la joven y vive una vida alegre. Existe, pero no es la historia de esta película.

The message

El mensaje de la película no es el fatalismo de este desenlace concreto, sino que la vida está hecha de ciclos, y cada uno de ellos presentará temas comunes que todos experimentarán y dentro de los cuales afrontarán sus elecciones. Algunos patrones definen ciertos arquetipos. Hacen que «una cosa sea lo que es».

La Primera Verdad de las Cuatro Nobles Verdades del Budismo es «el sufrimiento, el dolor y la miseria existen en la vida» y todos debemos enfrentarnos a estas verdades y superarlas para vivir una vida plena en esta encarnación. Las otras tres Verdades son

  • La verdad de la causa del sufrimiento
  • La verdad del fin del sufrimiento
  • Y la verdad del camino que conduce al fin del sufrimiento

Se consigue superar el sufrimiento encontrando y siguiendo el óctuple camino:

  • Comprensión correcta,
  • Pensamiento correcto,
  • Discurso correcto,
  • Acción correcta,
  • Derecho a la subsistencia,
  • Esfuerzo correcto,
  • Atención Plena y
  • Concentración correcta

O, dicho de otro modo, «nadie pone a prueba su carácter cuando las cosas le van bien».

Recomiendo encarecidamente esta película, tanto como consejero espiritual como conocedor de cine. No es una película fácil de digerir y puede tocar fibras profundas, como debe ser, si se ve en los tiempos que corren. Esta pandemia no es más que una de las muchas que ha habido en la historia de la humanidad, y en gran medida la estamos gestionando más o menos de la misma manera en que se han gestionado las pandemias en el pasado. Hay un «patrón pandémico» con varios papeles establecidos y cada uno de nosotros está desempeñando el papel correcto que necesita kármicamente.

Es importante recordar que la película puede escribirse de muchas formas distintas con muchos resultados diferentes, todos los cuales serían válidos. Pero las elecciones de este director para esta película querían captar la esencia de las etapas de madurez, que se fijan como patrones humanos de desarrollo: inconsciencia (infancia/primavera), consciencia sin experiencia (adolescencia/verano), consecuencias (edad adulta/otoño), y consciencia (vejez/invierno)… y renovación del proceso (primavera de nuevo).