5 noviembre 2024
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Entrenar la mente para la magia

Entrenar la mente para la magia

Como dice el famoso mago Lon Milo Duquette: «Efectivamente, la magia está toda en tu cabeza, ¡pero tu cabeza es muchísimo más grande de lo que crees!».

La magia es el estudio y la dirección de ciertos poderes de la mente humana, y un estudio del «lado mental» de la Naturaleza. Ser un mago de éxito depende de la posesión de la capacidad de hacer uso de estos poderes poco comprendidos de la mente humana, lo que significa comprender las leyes por las que funcionan y el fortalecimiento de los «músculos» mentales.

Entonces, ¿cómo funciona la Magia? ¿Cómo entrenas tu mente para las prácticas mágicas?

Luz Astral

Magos, profetas y sabios de un amplio abanico de culturas han hablado del «quinto elemento» de luz astral, también conocido como akasha, que se entiende como el «todo» que subyace a la realidad.

Esta sustancia etérica, idéntica a la luz de las estrellas, es la raíz vibratoria de toda la materia. Todo lo que se manifiesta físicamente en este Universo tridimensional crece hacia el ser físico a partir de esta sustancia vibracional, como una flor crece a partir de una semilla esencial, y esta esencia etérica constituye un «plano» o «mapa» energético que subyace al mundo físico.

La magia ceremonial, los rituales y el trabajo de manifestación actúan directamente sobre esta luz y, por tanto, afectan al mundo físico. En realidad, nuestros pensamientos, palabras y actos están en todo momento moldeando y dirigiendo esta sustancia etérica -y, por extensión, toda la naturaleza-, seamos o no conscientes de este hecho. Sin embargo, un mago esculpe esta luz astral a propósito para influir en el resultado deseado, apelando a los misteriosos poderes que pertenecen a la mente subconsciente.

Los poderes del subconsciente

No se puede esculpir el akasha simplemente ordenando: «¡que así sea!». La magia funciona a través del subconsciente, y el subconsciente no responde a las exigencias ni a la fuerza bruta de la voluntad consciente.

El subconsciente responde más bien a la sugestión. La mente subconsciente es altamente deductiva. Al igual que una onda se propaga por la superficie de un estanque, cualquier impresión causada en el subconsciente provocará una reacción en cadena de conclusiones deductivas dentro de la personalidad. A esta parte de la psique no le preocupa si algo es «verdadero» o «falso». Tu subconsciente no interroga la premisa ni se asegura de que su razonamiento sea sólido. Como un jardín receptivo y fértil, las semillas plantadas dentro de la matriz del subconsciente germinan y se nutren, sea cual sea su estatus empírico.

Por eso se da tanta importancia al ambiente y a la atmósfera en cualquier ritual religioso. El propósito de la música, el incienso, las vestimentas ceremoniales y las imágenes simbólicas es «hablar» a los niveles inconscientes de los participantes, conjurando un determinado estado de ánimo dentro de la psique, a fin de convocar los grandes poderes mágicos que yacen en ella. No se puede convencer u ordenar a la mente subconsciente que trabaje con nosotros, hay que encantarla para que lo haga.

El poder de los símbolos

Tu imaginación es lo bastante poderosa como para mover montañas si sólo sabes atender adecuadamente a tu mente subconsciente. La imaginación es una herramienta poderosa con la que hacer sugerencias estratégicas al subconsciente para afectar a una serie de deducciones que den lugar a un resultado que a uno le gustaría que se manifestara.

Debemos hablar al subconsciente en el lenguaje de los símbolos para comunicarnos eficazmente con él y convocar los poderes de que dispone. La mente subconsciente se comunica mediante la imaginación pictórica, un modo arcaico de mentación que se desarrolló mucho antes que el habla. Es tan insensible a la lógica o a los argumentos como un sordo, pero muéstrale una imagen y comprenderá y estará dispuesta a cooperar ahora que sabe lo que se le pide. Un símbolo pasa por el frenético tedio de tu mente consciente, ignorando tu neurótica comprobación de hechos y tus excusas triviales, transportándote directamente a través de los rápidos ríos hasta las orillas del conocimiento interior.

Debido a la naturaleza deductiva de la mente subconsciente, un símbolo es una herramienta especialmente poderosa en Magia. Como hablan a las partes antiguas y no racionales de ti, los símbolos tienen el poder de lanzar hechizos, romper hechizos, hipnotizar, invocar fuerzas tanto del interior del hombre como del cosmos, y trabajar directamente sobre la luz astral.

Gran parte del entrenamiento esotérico consiste en aprender a identificar, modelar e interpretar símbolos para aprovechar las fuerzas superiores que expresan. Los juegos de rol, la música, los mantras, los cánticos, la meditación sobre los sigilos, las herramientas ceremoniales, las vestimentas y las escenas visualizadas son métodos que utilizan el simbolismo para despertar, intensificar y dirigir las facultades mágicas de la mente. En antiguas tradiciones de todo el mundo, los símbolos se han utilizado para redirigir la conciencia, aquietar la mente, evocar ciertos tipos de poderes o habilidades, fortalecer las partes más débiles de la psique, aumentar o instigar el éxtasis y el arrebato religiosos, promover la sabiduría, ayudar a la autorreflexión y abrir canales de información procedentes de fuentes celestiales.

Antes de que las cartas del Tarot se utilizaran para adivinar el futuro, su uso principal era la meditación mágica. Un adepto elegía una carta cuyas cualidades esenciales deseaba y meditaba sobre ella. Basta con contemplar una imagen simbólica para despertar poderes que están dormidos en tu ser, porque la geometría sagrada de las imágenes se comunica con la parte de ti que es receptiva a ese lenguaje.

Aunque no registres conscientemente todos los detalles latentes en el diseño, hay una parte más primitiva de ti que registra la curva de la luna, las líneas ondulantes como el agua, la protuberancia fálica, el arco del sol moviéndose, la pupila de un ojo. Los esoteristas estudiaron ampliamente el color y el sonido, utilizando frecuencias precisas de color y tono para crear efectos específicos sobre la atmósfera, el cuerpo físico y la mente de los participantes.

Ejercicios para el entrenamiento mágico

Hay tres tipos de imaginación que deben entrenarse en un mago: auditiva, visual e intuitiva.

Lo más habitual es que pensemos en palabras, o en una serie de imágenes como una película. El tercer y más elevado tipo de mentalidad es pensar en términos de idea pura, en la que la idea surge en la mente completa como una epifanía o revelación. La imaginación intuitiva surge como un destello de visión repentina, que luego se despliega gradualmente como una flor que florece a medida que nos damos cuenta cada vez más de sus implicaciones.

Las personas suelen inclinarse por el trabajo mental auditivo o visual, del mismo modo que son diestras o zurdas. Cuando entrenamos la mente, elegimos una facultad cada vez y nos concentramos en fortalecerla.

Para entrenar la imaginación auditiva -el poder de pensar con palabras- puedes practicar dando conferencias imaginarias dentro de tu mente durante cinco minutos sobre temas sencillos con los que estés familiarizado, imaginando que puedes oírte hablar. Escoge un tema corriente e incluso aburrido -no algo que te apasione especialmente-, ya que un tema mundano es un reto mayor para retenerlo con claridad en la mente.

Para entrenar la imaginación visual, puedes crear una película interior de un paseo por algún lugar conocido. Practica evocando cada pequeño detalle a lo largo del camino, y al cabo de un tiempo te sorprenderá la viveza de la escena que puedes crear.

Las intuiciones pueden expresarse con palabras, pero no siempre es así. La forma práctica de acercarse a este nivel es mediante la meditación sobre una idea concreta, más que sobre una imagen pictórica. Para empezar, tenderán a venir a la mente muchas ideas relacionadas.

El objetivo de la meditación mental de este tipo no es tanto resolver problemas mentales o físicos como abrir un agujero, por así decirlo, en la cáscara de la ideación mental concreta hacia los niveles sin forma que hay más allá. Entonces puede fluir la intuición, llevando impulsos aparentemente irracionales pero espiritualmente válidos a la acción o a una mayor realización.

Abrir una vía neural hacia el subconsciente o establecer una práctica de «canalización» se ve muy favorecido por prácticas como la escritura automática, en la que uno se entrega a cualquier fuerza que desee entrar.

En la formación y el desarrollo esotéricos sostenidos y sistemáticos, pretendemos abrir el acceso a este nivel intuitivo a voluntad. Esto debería producir la persona capaz de hacer lo correcto en el momento adecuado, basándose en gran medida en corazonadas o, en niveles superiores, en un sentido del destino espiritual, aunque para la mente racional las circunstancias parezcan desaconsejar este modo concreto de actuar.

El entrenamiento de estas facultades formará un vínculo directo no sólo entre dos niveles del plano mental, sino entre el Yo Superior y el Yo Inferior. Disfruta incorporando estos ejercicios a tu práctica mágica.