20 septiembre 2024
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El campo energético y las plantas medicinales

El campo energético y las plantas medicinales

El campo energético humano -también conocido como «aura«consta de siete capas. Aunque los límites entre las siete capas del campo energético humano no son rígidos, las capas pueden clasificarse aproximadamente en tres grupos.
Las tres primeras capas del aura corresponden a las funciones del cuerpo, las tres intermedias a las funciones de la mente y la última capa a las funciones del espíritu.

Campo energético y aura

La primera capa del aura está asociada al funcionamiento físico y a la sensación física.
Esto incluye el dolor, el placer y las funciones automáticas/autonómicas de los órganos.
La segunda capa está asociada a las emociones y los instintos.
La tercera capa está asociada a la «mente inferior» del ego personal, es decir, al pensamiento racional y lineal y a la fuerza de voluntad.
El cuarto nivel es el plano del amor, la conexión y la relación.
Esto incluye no sólo el amor romántico, sino la capacidad de relacionarse sanamente con todos los seres, ideas e incluso con las propias experiencias.
El quinto nivel es el asociado al conocimiento y la expresión.
El sexto nivel está asociado a la «mente superior», la perspicacia y la intuición.
El séptimo nivel está asociado a la inteligencia universal y a la conexión con Dios o con un poder superior.
Los trabajos mágicos y espirituales se hacen más eficaces a medida que se activa cada una de las siete capas del aura.
Diferentes elementos de la ceremonia apelan a las distintas capas.
El tamborileo rítmico, por ejemplo, resuena con el latido del corazón humano y el flujo sanguíneo pulsante del cuerpo.
Esto apela directamente a la capa física del aura, anclando este modo de consciencia en el centro del ritual.
La creación de un ambiente «onírico» mediante la luz de las velas y la vestimenta ceremonial apela a la capa emocional e instintiva del aura, «hablando» a este modo de conciencia en su lenguaje natural.
La música emocional suaviza y abre el corazón, entrelazando la cuarta capa del aura con el trabajo que tenemos entre manos, mientras que una oración devocional compromete las capas mentales del aura.
Un ritual perfecto galvanizará las siete capas del aura, de modo que el cuerpo, la mente y el espíritu se centren de forma unívoca en el objetivo del trabajo.

 

Plantas ceremoniales

Las plantas y las hierbas son un elemento universal en las ceremonias, ya se fumen, se ingieran, se hagan como ofrendas o se quemen como incienso.
Las plantas intercambian energía libremente con los seres humanos cuando las inhalamos, ingerimos, tocamos o incluso nos sentamos cerca de ellas.
Nuestros aliados herbales merecen el máximo respeto por su poder para influir en el campo áurico humano.
Por ejemplo, no se puede exagerar el poder del olfato en la mente humana.
Nos dejamos llevar por el olfato mucho más de lo que pensamos, pues los olores influyen en nuestro juicio, nuestras conclusiones e incluso nuestra elección de amigos y parejas.
El sentido del olfato es una de las facultades más antiguas de la conciencia, y por eso el incienso forma parte de casi cualquier ritual.
El olor del cedro, la salvia, el incienso o incluso el simple fuego despierta instantáneamente una parte primordial y profundamente poderosa de la mente.
Las hierbas y plantas cuidadosamente elegidas pueden avivar, despertar, curar o nutrir algunas o todas las capas del campo energético humano, de modo que la totalidad del aura esté preparada para la intención mágica y armonizada con ella.

Algunas normas

Las reglas que rigen el diseño de un ritual son las reglas que rigen el mantenimiento de la atención.
En toda ceremonia hay una idea o intención cargada emocionalmente, y este tema o intención del ritual debe reflejarse en cada uno de sus elementos.
Los colores, sonidos, olores y palabras que comparten una relación de resonancia simbólica se eligen cuidadosamente para que el objetivo se active poderosamente dentro de las mentes subconscientes de los participantes.
Puede haber símbolos físicos que lo representen colocados en un altar, que atraigan continuamente la atención de los participantes hacia el objetivo del trabajo.
Todos los elementos formales -como la música, la vestimenta ritual, la procesión, la danza o los gestos- también sirven para concentrar toda la fuerza de la conciencia en la intención mágica.
Pueden quemarse hierbas en un ritual debido a su conexión con un determinado Dios o planeta, para que esta energía celestial infunda la atmósfera y el campo áurico de los participantes.
Por ejemplo, en un ritual que pretenda cultivar el psiquismo o los sueños lúcidos, se pueden quemar Hojas de Laurel para infundir en el aire la energía del regente astrológico de esta planta, la Luna.
Al respirar el «Espíritu Santo» de este planeta, mediante la sutil interacción del sentido corporal y la apercepción psíquica, la modalidad de la Luna se activa en la conciencia de los adoradores.
Alternativamente, si la intención fuera cultivar el coraje, la valentía o la autoafirmación, se quemaría una planta asociada a Marte, para hacer surgir esta cualidad del interior de la psique y crear esta energía dentro de la sala.  

Correspondencias áuricas

Se pueden utilizar distintas plantas para equilibrar, arrastrar, elevar o potenciar cada capa del campo energético.
La salvia y el cedro actúan directamente sobre las dos primeras capas del aura: la física y la emocional.
La ciencia ha demostrado el poder antimicrobiano de estas hierbas para emborronar, conocidas desde hace tiempo por su poder «limpiador».
Estas hierbas disipan las impurezas y los agentes patógenos del espacio del altar, y devuelven la ecuanimidad y la alegría al corazón.

  • La cúrcuma puede utilizarse para purificar la tercera capa del aura, estimulando el flujo sanguíneo y galvanizando la fuerza de voluntad.
  • El Cacao Puro actúa sobre la cuarta capa del aura, nutriendo el corazón y ayudando a encontrar el amor, el perdón y la compasión.
  • Los tabacos sagrados y los rapés (tradicionalmente llamados rapé) actúan sobre la sexta capa del aura, despejando el desorden de la mente inferior para que la mente superior pueda abrirse a una visión más profunda.
  • Se cree que las plantas enteógenas, como la ayahuasca, la psilocibina o el peyote, facilitan la transmisión de información celestial, por lo que se asocian con la 7ª capa del aura.
    Estas plantas son adaptógenas, lo que significa que pueden actuar directamente sobre la capa del aura que esté más «desalineada» dentro del individuo.

Las plantas pueden sernos aliadas muy útiles en la ceremonia y en la vida cuando tenemos dificultades para recoger o concentrar nuestra energía física, mental y/o espiritual.
Por supuesto, ¡nos son aún más útiles cuando hemos preparado nuestro campo áurico con cuidado y constancia!  

Conclusión

El espacio ritual es como el alambique alquímico que contiene el fluido onírico de nuestra intención.
Debes tener cuidado de proporcionar un recipiente sólido y resistente para tu oración o trabajo mágico, ¡no sea que se derrame por todas partes y no consigas nada!
Cuida tu aura como una cuestión de la vida cotidiana, no sólo en tu práctica mágica y espiritual.
¡Encuentra plantas que te ayuden a sentirte como la mejor versión de ti mismo!
Para cualquier deseo que tengas, ¡hay un amigo en el reino vegetal que puede ayudarte en tu camino hacia él!
Como dijo el mago Lon Milo Duquette: «Efectivamente, la magia está toda en tu cabeza… ¡pero tu cabeza es muchísimo más grande de lo que crees!».