23 diciembre 2024
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Desarrollar la intuición para trabajar con cristales

Desarrollar la intuición para trabajar con cristales

Una piedra preciosa es un ser vivo y vibrante como lo es una persona, con su propio modo y esfera de influencia, y su propia forma de relacionarse. El reino mineral, como entidad en evolución, tiene afinidad con la humanidad, pues al fin y al cabo estamos hechos de tierra y de sus partículas minerales de materia. De este modo, las piedras preciosas más evolucionadas que están a nuestra disposición son tan responsabilidad nuestra como lo son los miembros de los reinos vegetal y animal. Desarrollar la intuición para trabajar con cristales…

Lenguaje de la Luz

Los cristales se comunican con la humanidad en su propio nivel de realidad. Hablan su propio lenguaje especial, que puede interpretarse si el oyente posee una mente clara y un corazón abierto. Cada cristal tiene su propia influencia, función y vibración individuales especiales; cada uno canta su propia nota, que pueden escuchar quienes tienen oídos para oír.

El «lenguaje» con el que se comunican los cristales es la frecuencia. Algunos cristales constelan frecuencias vibratorias que curan, energizan, sintonizan y elevan el espíritu de nuestro ser interior. Algunas frecuencias favorecen la meditación, la inspiración, la reflexión y la perspicacia filosófica. Y otras afectan a la salud física del cuerpo como estabilizadoras, equilibradoras y purificadoras.

Podemos experimentar la transmisión de información de los cristales como cambios de humor, epifanías, intuiciones o cambios sutiles en el cuerpo físico. A menudo mantenemos un diálogo con estas criaturas sin ser conscientes de ello. Podemos experimentar los mensajes del cristal como pensamientos de nuestra propia mente o sucesos de nuestro propio cuerpo.

Sin embargo, se puede desencadenar una fuerza mucho mayor de los cristales si participamos constantemente en el intercambio y nos comprometemos activamente con nuestros compañeros minerales. Una gema encierra un potencial intrínseco, pero la forma en que este potencial se cumpla depende en cierta medida de cómo tú, como administrador del reino elemental, lo dirijas. El mero hecho de sostener un cristal no curará una aflicción por sí solo y, por otra parte, la manipulación ingenua de las herramientas cristalinas más poderosas puede provocar una grave disociación, vulnerabilidad psíquica y congestión de energía.

Si se utilizan correctamente, se puede aprovechar el poder de los cristales y utilizar sus energías para la curación y la elevación, y éste es el servicio que nuestros amigos minerales desean ofrecer a la humanidad mientras compartimos el hogar del planeta Tierra.

Por tanto, el trabajo con los cristales consiste principalmente en perfeccionarse cada vez más en el arte de la sintonización. Hay que desarrollar la sensibilidad necesaria para comunicarse en estos niveles mucho más sutiles de la realidad con estas formas de vida tan diferentes.

El Puente Áurico

El cristal es un convertidor cuántico capaz de transmitir energía de un modo que tiene efectos biológicos sutiles debido a su resonancia o correspondencia con el campo energético humano. Tú, como el cristal, estás hecho de luz, y es en este nivel cuántico de luz donde interaccionáis tú y el cristal.

Este nivel se conoce como cuerpo etérico o aura. Esta capa energética es la más cercana a las partículas físicas de la materia y sirve de puente o vínculo entre los cuerpos superiores y el nivel físico. Recoge las longitudes de onda o frecuencias de la piedra y arrastra estas vibraciones hacia los vórtices energéticos del aura, conocidos como chakras.

Los siete chakras son como emisoras de radio, que reciben y transmiten energía. Estos centros de fuerza, que actúan como amortiguadores y sensibilizadores, afectan a todo lo que entra y sale de cada persona, al tiempo que reflejan el estado de desarrollo y experiencia del alma personal.

En un momento dado, podemos encontrarnos necesitados de una determinada vibración. Podemos tener una «deficiencia nutricional» de cierta energía, o la amplificación de cierta energía puede beneficiar o acelerar nuestro crecimiento. Este aditivo vibratorio puede ser suministrado por la presencia de una gema o un cristal.

Ninguna piedra preciosa actúa directamente sobre el cuerpo físico. Un cristal afecta al cuerpo humano a través de los órganos etéricos de la mente, es decir, los chakras. Cuando uno se sintoniza con un cristal, éste se convierte en un espejo que reflejará la luz interior de vuelta a la conciencia.

Cualquier chakra abierto puede servir como punto de entrada desde el que las cualidades cristalinas pueden abrirse camino hacia arriba en la escala vibratoria, hacia los niveles mental, intuitivo y del alma, o hacia abajo, hacia la materia física densa. Puede que la luz de un cristal sólo encuentre entrada a través de un chakra si una persona está particularmente cerrada o bloqueada. Sin embargo, si esta influencia se mantiene y se apoya adecuadamente durante el tiempo suficiente, la influencia avanzará por todo el campo energético.

Reflexiones curativas

Cuando se produce esta interacción energética con un cristal, se puede acceder a la esencia más profunda de una persona en su aspecto más puro. A medida que se eleva la frecuencia vibratoria del aura, cualquier energía mental, emocional o subconsciente que esté vibrando a una frecuencia más baja saldrá a la superficie de la mente y el corazón para ser limpiada, sanada y transformada.

Las sanaciones de frecuencia de este tipo crean cambios energéticos que a menudo conducen a nuevas conciencias o perspectivas; temas que eran inabordables para la mente consciente se vuelven disponibles para la investigación a medida que se libera la energía estancada.

Cuando el aura se infunde con la luz que reflejan las piedras, un órgano rezagado puede reanudar su funcionamiento normal, una lesión puede acelerar su recuperación y los procesos de eliminación pueden acelerarse. La conciencia mental se eleva, el cuerpo emocional se vuelve hipersensible y la energía espiritual puede integrarse en el cuerpo físico.

Quienes son sensibles o están muy sintonizados pueden sentir cambios en la actividad corporal inmediatamente después de llevar ciertas piedras. Otros observan gradualmente una vuelta a la normalidad.

La estructura interna del cristal muestra un estado de perfección y equilibrio. Un sanador que trabaje sólo con las emanaciones de sus manos o de su campo bioenergético no tiene el alto nivel de coherencia propio de un cristal. Un cristal toma rayos de energía dispersos y hace que el campo energético sea tan coherente y unidireccional que se genera una fuerza tremenda.

Cuando la mente humana entra en relación con su perfección estructural, el cristal emite una vibración que extiende y amplifica el poder de la mente del usuario. Como un láser, irradia energía de forma coherente y muy concentrada, y esta energía puede transmitirse a objetos o personas a voluntad.

En este caso, el cristal funciona como plantilla bioenergética, transductor y transmisor. Por esta razón, ¡debemos tener cuidado con los pensamientos que tenemos cuando sostenemos estas poderosas herramientas!