1 diciembre 2024
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¿Cómo vivir tu vida al máximo gracias a tus chakras?

¿Cómo vivir tu vida al máximo gracias a tus chakras?

Los chakras del campo energético humano son los órganos de la conciencia.
Cada uno de ellos es un vehículo de conciencia diferente, con su propia orientación, necesidades y enfoque de la vida.
Aunque los modos de consciencia de cada chakra son distintos, pasando de los modos de consciencia más densos y físicos a los modos de consciencia más refinados y transpersonales, también podemos entender estos chakras como interconectados y pertenecientes a categorías más amplias. Nuestra comprensión de cada chakra se amplía al entender su relación con los demás y las interacciones entre el conjunto.

 

Cuerpo, Mente, Espíritu

El sistema de chakras puede dividirse naturalmente en tres grupos según las categorías de Cuerpo, Mente y Espíritu.
La Raíz, el Sacro y el Chakra del Plexo Solar pertenecen a la conciencia individualizada del Cuerpo y a la personalidad separada y finita.
Aquí se encuentran nuestros impulsos e instintos más básicos, nuestras emociones y sentimientos sobre el cuerpo y el yo, y todas las conciencias que tienen que ver con nuestras relaciones con otras personas y dentro de los grupos.
Gran parte de la conciencia de los centros inferiores está sujeta a las fluctuaciones de las endocrinas en el cuerpo.
El Plexo Solar es el puente entre el Cuerpo y la Mente.
Dentro de la categoría de centros Mentales se encuentran los chakras del Plexo Solar, del Corazón y de la Garganta.
A través de estos centros nos elevamos por encima de los prejuicios de la personalidad y los instintos hacia un mayor nivel de objetividad, destilando de la experiencia personal núcleos de Conocimiento.
A través de estos centros separamos lo que es opinión de lo que es real, lo que es útil de lo que es perjudicial.
Esto contribuye a la formulación de una personalidad menos primitiva e instintiva, y más consciente, deliberada y ética.
El Chakra de la Garganta es el puente entre la Mente y el Espíritu.
Los centros espirituales incluyen los chakras de la Garganta, del Tercer Ojo y de la Corona.
En estos centros experimentamos la dimensión transpersonal de nuestra individualidad y nuestra conexión con el poder superior.
Si la Mente nos da acceso al Conocimiento, los centros espirituales nos dan acceso a la Verdad.
Los centros mentales están asociados a la dualidad, mientras que los centros espirituales están asociados a la unidad y al infinito.
Aquí somos capaces de mirar más allá del mundo físico y experimentar el mundo metafísico: el reino del significado.

 

Activo y Receptivo

Como toda realidad es vibración, está sujeta a las leyes del electromagnetismo.
La vibración se polariza en los pares yin/yang, receptivo/activo, femenino/masculino.
Los chakras también pueden agruparse por función.
Los chakras se alternan a medida que avanzamos de la raíz a la coronilla o de la coronilla a la raíz, y cada chakra recibe o es recibido por los chakras situados por encima y por debajo de él.
En el sistema de chakras, la función yang está asociada a las actividades cerebrales izquierdas de análisis, lógica, sabiduría, intelecto y acción.
La función yin está asociada a la intuición, la conciencia holística y la unidad.
Los chakras primero, tercero, quinto y séptimo están activos.
Estos chakras nos ayudan a cultivar la Sabiduría.
Las actividades de estos chakras son proyectivas, creativas o transmisivas, irradiando hacia el exterior desde el cuerpo o la mente.
La función del cuerpo (Raíz), el ego (Plexo Solar), la autoexpresión (Garganta) y el portal a la Divinidad (Corona) es fundamentalmente asertiva.

  Los chakras segundo, cuarto y sexto son receptivos.
Estos chakras nos ayudan a cultivar el Amor.
Las actividades de estos chakras son receptivas, aceptando y permitiendo, atrayendo hacia dentro desde fuera.
La función de la naturaleza emocional (Sacro), la facultad integradora (Corazón) y el observador (Tercer Ojo) es fundamentalmente receptiva.
Como los chakras alternan entre activos y pasivos, el bloqueo en un centro suele afectar a los que están directamente por encima o por debajo.
Podemos incluso diagnosticar erróneamente un problema porque notamos síntomas en un nivel distinto al de la causa raíz.
Por ejemplo, cualquier problema corporal no es fundamentalmente un problema físico basado en el Chakra Raíz, sino que en realidad es un desequilibrio energético en el chakra Sacro del cuerpo emocional.  

Pares concéntricos

Los chakras también pueden agruparse por parejas, moviéndose en círculos concéntricos desde los centros más externos a los más internos.
La Corona está emparejada con el Chakra Raíz.
El chakra del Tercer Ojo está emparejado con el chakra Sacro.
El Chakra de la Garganta está emparejado con el Chakra del Plexo Solar.
El Chakra del Corazón, al ser un centro de receptividad, se encuentra en el centro de todo.
Podemos entender estos pares como complementos terapéuticos, cada uno de los cuales ofrece a su opuesto un contrapeso necesario.
Si hay un bloqueo en uno de ellos, podemos encontrar la clave para sanarlo en su complemento.
Por ejemplo, si somos excesivamente materialistas (Raíz), nos beneficia abrirnos a lo espiritual (Corona).
Si somos excesivamente espirituales (Corona), nos beneficia enraizarnos mediante el ejercicio, la rutina y el compromiso material (Raíz).
Si tenemos baja autoestima (Sacro), encontramos la curación en la perspectiva más amplia del Observador transpersonal (Tercer Ojo).
Si no vemos el camino a seguir ni encontramos sentido a nuestra vida (Tercer Ojo), descubrimos la orientación mediante una exploración profunda de nuestras emociones (Sacro).

  Si somos demasiado agresivos o ávidos de poder (Plexo Solar), lo equilibramos aumentando la comunicación (Garganta).
Si reprimimos nuestra verdad personal (Garganta), la equilibramos trabajando la confianza y la autoafirmación (Plexo Solar).
En el centro mismo de estos círculos se encuentra el Chakra del Corazón, que está relacionado con todos los chakras y desempeña un papel en cualquier bloqueo.
El Chakra del Corazón indica nuestra capacidad de recibir y aceptar en cualquier nivel de conciencia.
En el nivel del Chakra Raíz, aceptamos las necesidades y condiciones del cuerpo.
En el nivel del Chakra Sacro, aceptamos las necesidades y condiciones de las emociones.
En el nivel del Plexo Solar, aceptamos al otro.
A nivel del Chakra Garganta, aceptamos las verdades personales de los demás.
A nivel del Tercer Ojo, aceptamos la verdad de todo lo que es, y a nivel de la Corona, recibimos lo divino.
Un bloqueo en cualquier centro implica un bloqueo en el centro del Corazón, ya que se trata, de un modo u otro, de una dificultad para integrar estímulos en ese nivel de conciencia.
Así pues, sanar cualquier centro es siempre cuestión de abrir y ablandar el corazón, y sanar el Chakra del Corazón es cuestión de sanar todos los demás bloqueos del sistema energético.