Reconocer la diferencia entre intuición y emoción o deseo puede resultar confuso, pero desarrollar este sentido es una parte apasionante de nuestro viaje espiritual.
Puede darnos acceso a la guía de nuestro yo superior, darnos poder para confiar en nuestras decisiones y abrirnos los ojos a las sincronicidades que se alinean juguetonamente a nuestro favor.
Hay diferencias muy notables en la forma en que la intuición se siente en el cuerpo, frente a la forma en que se experimentan los pensamientos y los sentimientos.
Sintonizar con tu verdadera voz intuitiva empieza por tomarte un tiempo para hacer una pausa y estar presente en la experiencia cuando sientas que puedes estar recibiendo información intuitiva.
Para ayudarte a determinar si lo que sientes es intuición auténtica o no, te recomiendo que te hagas las 3 preguntas siguientes.
Son puntos de control para ti mismo.
Al pasar por ellos, estás volviendo conscientemente tu conciencia hacia tu interior.
Cuanto más practiques esta presencia contigo mismo, más fácil te resultará reconocer la diferencia entre el verdadero conocimiento y tus propias emociones o pensamientos.
1. ¿La información está relacionada con una fuerte sensación de ansiedad o emoción en el cuerpo?
Muchas de nuestras emociones van acompañadas de una sensación física, que a menudo es intensa.
La emoción o el pensamiento ilusorio es agitado e inquieto y también es incoherente.
Tu mente inventa el escenario «qué pasaría si» y tus emociones se alimentan de ello.
Crea una sensación de incertidumbre e inestabilidad en torno a la información.
La intuición es tranquila, no tiene la misma carga que conllevan las emociones.
Está asentada y tranquila.
Aunque la intuición no sea un resultado que desearías, no provoca una carga poderosamente desagradable en el cuerpo.
Es posible que tengas sensaciones como que se te erice el vello de los brazos o de la nuca, que sientas hormigueo o presión en el chakra de la coronilla.
Pero ninguna de ellas será desagradable o temible.
También puedes experimentar una sensación como si tu cuerpo se estuviera expandiendo hacia el conocimiento que te llega.
Que esta información no está fuera de ti, sino que forma parte de ti.
Si así es como se siente tu experiencia, puedes confiar en que se trata de intuición.
2. Pregúntate si es verdad.
Puedes hacer esto dentro de ti en tu cabeza, pero en realidad te recomiendo que lo digas en voz alta y luego te preguntes si lo que has dicho te parece cierto.
Si no puedes responder a esa pregunta con seguridad, si no puedes responder realmente sí o no, lo más probable es que no se trate de intuición.
Aquí es donde entra en juego la coherencia.
La intuición es clara y coherente.
Es silenciosa y sutil, pero te va a dar siempre la misma respuesta, y no te va a regañar por ello.
La intuición no va a pedirte que te la creas.
En cambio, tus emociones, sí lo harán.
Tus emociones van a generar pensamientos que alimenten tu historia del «y si…».
La intuición es una sensación tranquila de saber, y cuando te preguntas si esto es verdad, tu corazón te responde que SÍ.
Puedes experimentar expresando tus intuiciones en voz alta y preguntándote en voz alta: ¿es cierto?
O puedes escribir tus intuiciones y volver a ellas unos días o semanas más tarde para ver qué era intuición verdadera y qué no.
Al escribir las cosas, incluye cualquier sensación que acompañe a la información.
3. ¿Dónde sientes la intuición en el cuerpo?
La intuición es un saber que procede del corazón y del cuerpo energético.
No es un ejercicio mental.
Si nos ocupamos del pensamiento, nos ocupamos del bucle entre pensamientos y sentimientos.
Si tu intuición surge de tu mente, te aconsejo que desconfíes de ella.
La intuición suele sentirse con más fuerza en el corazón o en la zona visceral del cuerpo y en el cuerpo energético o cuerpo de luz.
Si es aquí donde sientes que reside la información, es mucho más probable que sea intuición, que si está asentada como un pensamiento o una imagen en tu mente.
Recuerda siempre que la intuición es neutral y objetiva, no está apegada a un resultado u otro.
La emoción no lo está.
La emoción quiere algo o teme algo.
La intuición puede seguir hablándonos cuando estamos emocionalmente cargados, pero puede ser un reto escuchar esa intuición cuando nuestras emociones son tan ruidosas.
Cuando esto ocurre, es vital que sueltes tu apego a un resultado u otro.
Permite que tus emociones se calmen y, a continuación, escucha esa voz tranquila y firme.
Éstas son oportunidades para equilibrar nuestros cuerpos emocional y energético y llegar a comprendernos también a nosotros mismos más profundamente.
Concédete espacio para sentir qué es intuición y qué es emoción.
Utiliza las circunstancias de tu vida para afinar esta conciencia.
¡Y diviértete con ello!
Utiliza estas tres preguntas para sintonizar con tu voz interior y desarrollar tus sentidos intuitivos.
