6 noviembre 2024
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Sentir el Cuerpo de Luz

Sentir el Cuerpo de Luz

Un elemento de la constitución humana es el cuerpo físico de materia densa, que está sujeto a las leyes conocidas de la química, la física y la mecánica.

Otro elemento, en el núcleo mismo de nuestro ser, es el núcleo espiritual: la chispa animadora de la vida.
El núcleo espiritual es el canal de un flujo ilimitado de fuerza procedente de lo inmanifestado o «fuente», esa central inefable y misteriosa de todo el universo manifestado.

Entre ambos se encuentra el Cuerpo de Luz: el campo de energía electromagnética que rodea y llena todas las partes del sistema humano.

Ciencia esotérica

La existencia del Cuerpo de Luz es un hecho bien establecido, aunque los esoteristas lo llaman «aura«, mientras que los científicos se refieren a él como campo magnético.
También tienen perspectivas diferentes de la relación de este Cuerpo de Luz con el cuerpo físico al que impregna.
Los científicos consideran que el campo magnético de un individuo es una emanación del cuerpo físico, del que se deriva su energía.
Entienden que el Cuerpo de Luz se «alimenta» de la energía del cuerpo; si el cuerpo físico muere, el campo magnético se desvanece posteriormente.

Entonces, ¿cómo es el sentimiento del Cuerpo de Luz?

Los filósofos esotéricos creen exactamente lo contrario: que el cuerpo físico deriva su existencia del Cuerpo de Luz, que lo nutre y sostiene.
Entienden el Cuerpo de Luz como un sistema de tensiones magnéticas que proporcionan el marco en el que se construye cada célula del cuerpo físico.
Es en el nivel de este doble etérico donde tiene lugar el metabolismo celular.
Este proceso de selección tiene lugar a nivel del «alma» de la célula, más que a nivel de la célula física.
El campo magnético que rodea al individuo es la parte no absorbida de esta energía básica.

Cuerpo físico y cuerpo de Luz

Cada elemento del campo energético humano debe recibir alimento en su plano respectivo.
El cuerpo físico es de la tierra; es material.
Por tanto, el cuerpo absorbe energía de fuentes físicas de alimento, que alimentan los procesos físicos de la química, la física, la mecánica y la hidráulica.
El Cuerpo de Luz se nutre de fuentes etéricas.
La sustancia energética de esta «alma» recibe diversos nombres, como energía etérica, energía elemental, fuerza ódica o prana.
Esta fuerza elemental de luz vibra como una corriente alterna entre la tierra y el cielo y corre como un circuito de fuerza alrededor de la tierra.
Cada criatura viviente -y, de hecho, cada objeto «inanimado»- capta esta energía de estas fuentes, y a partir de ella el Cuerpo de Luz se construye y sostiene a sí mismo, funcionando según leyes análogas a las del electromagnetismo.
El Cuerpo de Luz es el vínculo entre la mente y la materia.
El contacto entre la propia conciencia y el propio cuerpo se realiza por medio del Cuerpo de Luz, del mismo modo que se está en contacto con un automóvil mediante la presión del pie sobre el acelerador y la mano sobre el volante.
El vehículo, o cuerpo, obtiene su energía de la combustión interna determinada eléctricamente, no del conductor.
Por tanto, la dieta y el regimiento del cuerpo no afectan directamente a la conciencia, pero el cuidado que damos al vehículo lo convierte en un instrumento eficaz o inadecuado de la conciencia.
Si no ponemos gasolina en el coche, o si ponemos kool-aid en lugar de aceite de motor, no afectamos a la salud del conductor, pero le dificultamos bastante llegar a donde quiere ir.

Entrenamiento del Cuerpo de Luz

Cuando se desarrolla y cultiva el Cuerpo de Luz, el individuo se vuelve simultáneamente más arraigado y más expandido, adquiriendo un control superior de la mente sobre el cuerpo.
En los niveles más bajos de desarrollo, se puede experimentar una mayor conciencia, intuición, corazonadas y una mayor sensibilidad a la belleza.
Con un poco más de cultivo, uno se vuelve muy sensible a los estados de ánimo y pensamientos de otras personas y al aspecto sutil de los entornos; también puede experimentar epifanías frecuentes, manifestaciones de deseos y sincronicidad.
Se es especialmente eficaz y productivo, y se está en contacto con las realidades superiores.

Nivel superior de existencia

En los niveles más altos de desarrollo, se llega a ser capaz de hazañas sobrenaturales como la psicoquinesis, la curación energética y la taumaturgia.
Cualquier práctica mágica, espiritual o energética implica el desarrollo del Cuerpo de Luz y una toma de conciencia de la relación entre el aspecto sutil del cuerpo y la mente.
El Cuerpo de Luz, al estar situado entre la mente y la materia, se mantiene mediante un delicado equilibrio de cada una con la otra.
Las personas más espirituales o cerebrales tienden a desorganizar el Cuerpo de Luz cortando el flujo de fuerza vital hacia el plano físico.
Esto se manifiesta como aspecto desaliñado, falta de higiene, impuntualidad, incumplimiento del deber, aversión a lo material o mundano y falta de seguimiento.
El desequilibrio en la dirección opuesta también desorganizará el Cuerpo de Luz, es decir, una visión excesivamente materialista del mundo, aversión a la introspección o descuido de la salud mental.

Yoga

Una de las disciplinas más eficaces y poderosas para sentir y mejorar el estado del Cuerpo de Luz se encuentra en el Yoga. Aunque el yoga tiene ciertamente sus beneficios atléticos en el plano físico, en última instancia el yoga es una forma de ejercicio para el Cuerpo de Luz.
En estas posturas psicofísicas, la mente dirige las corrientes de energía elemental en el Cuerpo de Luz, cultivando los centros de fuerza y los canales que los conectan, que pueden entrenarse igual que los músculos.
Estas actividades pueden dar resultados muy notables tanto en lo que se refiere a la energía física como a la extensión de la conciencia.
Los ejercicios yóguicos centran la atención en la respiración, los latidos del corazón y los principales plexos nerviosos, y a través de ellos adquirimos el control del Cuerpo de Luz.
Una vez dominado esto, la distribución de las fuerzas vitales y magnéticas puede regularse según las necesidades y no es necesario permitir que se desorganice o distribuya desigualmente entre los niveles.
En este caso es necesario actuar con cautela, como han aprendido quienes han experimentado despertares de Kundalini inesperados y no intencionados.
Si el poder concentrado se transmite con prisas desordenadas o la fuerza vital se retira indebida y desconsideradamente a los niveles superiores, tanto la mente como el cuerpo se desmoronan y la medicina y la psiquiatría ortodoxas no tienen remedio que ofrecer.